jueves, 20 de diciembre de 2012

SABOR A PORTO



Mercedes Simpulo, é uma companheira das AULAS, que assiste ao Seminário sobre Cultura Portuguesa, que todas as quintas-feiras tenho o prazer de partilhar com uns quantos amigos. A intenção, aproximar  aquele que queira a PORTUGAL.

Depois duma viagem que fez ao Porto, escreveu aquilo que a cidade e  os seus habitantes lhe inspiraram. O impacto foi tal que o artigo até saiu num jornal digital aqui da cidade, Valência, e que aqui vos deixo.


Supongo que se podría decir que el inmejorable aroma y sabor del vino de Oporto lo hacen único. Sin lugar a dudas. Sin embargo, hay más cosas en Oporto, la ciudad, que ese elixir rubí, rojizo o dorado, y es la razón por la que he disfrutado enormemente de mi visita de tres días a esta bella ciudad portuguesa.
El sabor a mar inmediatamente te inunda los sentidos en Oporto: el olor a pescado, el graznido de las gaviotas volando, la magnífica vista de Porto Ribeira desde la otra orilla del río Duero, con sus barcos navegando río abajo hacia la desembocadura, donde el Atlántico lanza sus potentes olas sobre la arena dorada de la playa de Foz.
Oporto sabe a historia, que  impregna tantos lugares de interés en la ciudad que sería harto difícil enumerarlos: grandes e impresionantes iglesias como la catedral (Sé) o la iglesia de San Francisco; grandes plazas, como la plaza de la Libertad; la Avda. dos Aliados; palacios, como el Palacio da Bolsa; castillos, como el Castelo do Queijo; y, la Livraria Lello & Irmão: probablemente la librería más bella del mundo.
Una buena ración de cultura te espera también ya que Oporto cuenta con muy interesantes museos (como el Museo de Arte Contemporáneo de Serralves), con un gran número de teatros y con la original  y vanguardista  Casa da Música. La oferta cultural es, pues, simplemente genial.



Oporto sabe de tenacidad y maestría. Martinho, un Portuense con el que coincidimos en un crucero en Nochevieja, nos explicó que muchos pueblos diferentes (romanos, suevos, visigodos, árabes, ingleses, francés ...) vivieron durante algún tiempo y fueron parte de la historia de la ciudad. Pero los Portuenses lucharon valientemente para derrotar al enemigo, y es por ello por lo que a Oporto se la conoce también como "Cidade Invicta".
Sus habitantes también han sabido siempre cómo domar el paisaje, convirtiendo  colinas en calles, las orillas del río Duero en viñedos, una zona verde en Boa Vista, en el parque urbano más grande de Portugal y por último, pero no por ello menos importante, han sabido cómo coser  artísticamente el Norte y el Sur del río con 6 puentes impresionantes, uno de ellos diseñado por G. Eiffel. Por cierto, si quieres conseguir la mejor vista del puente de Don Luis, no te olvides de probar el funicular. Sólo tarda en subir tres minutos, por lo que bien merece la pena hacer el trayecto arriba y abajo ¡varias veces seguidas!
Oporto sabe a hospitalidad. Los turistas suelen hablar inglés con el fin de entender y comprender el portugués, mismo siendo una lengua hermosa y musical que, como el español, no ha sido tradicionalmente muy apreciada en Europa, y sin embargo la hablan 260 millones de personas en el mundo. Los Portuenses son gente amable y cercana, orgullosa de su ciudad, la cual ofrece una amplia selección de hoteles y restaurantes donde se puede degustar la variada y deliciosa cocina local - mis platos favoritos: el caldo verde (una sopa), bacalhau (bacalao) y un pastel especial (Pão de Ló) seguido de un vaso de excelente vino de Oporto. La verdad es que Oporto gana con el paso del tiempo, al igual que su vino.
Saborea esta dulce ciudad. Este brindis va por ti, Porto!





Suponho que poderia dizer que o insuperável aroma e sabor do vinho do Porto fazem-no único. Sem lugar a duvidas. Sem embargo, há mais coisas no Porto, a cidade, na que esse elixir rubi, avermelhado ou dourado, e é a razão pela que desfrutei enormemente na minha visita de três dias a esta bela cidade portuguesa.
No Porto o sabor a mar inunda-nos imediatamente os sentidos: o cheiro a peixe, o grasnido das gaivotas ao voar, a magnífica vista da Ribeira desde a outra margem do Douro, com os barcos navegando rio abaixo até à foz, onde o Atlântico arroja potentes ondas sobre a areia dourada da praia da Foz.
O Porto sabe a historia, que impregna tantos recantos interessantes da cidade sendo tarefa difícil enumerá-los: grandes e impressionantes igrejas, como a Sé (Catedral) ou a igreja de São Francisco; grandes praças, como a da Liberdade e a Avenida dos Aliados; palácios como o da Bolsa; castelos como o do Queijo; e a livraria Lello & Irmão, provavelmente a mais bela do mundo.
Também te espera uma boa ração de cultura, já que conta com interessantes Museus (como o Museu de Arte Contemporânea de Serralves), um elevado número de teatros, e a original e vanguardista Casa da Música. É, pois, uma oferta cultural simplesmente genial.
Porto, sabe de tenacidade e maestria. Martinho, um portuense com o qual coincidimos no cruzeiro da passagem de Ano, explicou-nos que o Porto foi invadido por povos diferentes (romanos, suevos, visigodos, árabes, ingleses, franceses...) onde viveram durante algum tempo e foram parte da sua historia. Mas os portuenses lutaram valentemente para derrotar ao inimigo, e é por isso que o Porto também é conhecido como “cidade invicta”.





 Os seus habitantes também souberam sempre como adaptar-se ao meio em que viviam, e assim converteram as colinas em ruas, e as margens do Douro em vinhedos. Uma zona verde da Boavista é o maior parque urbano de Portugal. E, por último, mas não menos importante, souberam como ligar artisticamente o Norte com o Sul com seis pontes impressionantes, uma delas desenho de G. Eiffel e outra dum dos seus discípulos. Por certo, se queres conseguir a melhor vista da Ponte de Dom Luís, não te esqueças de provar o funicular. Som só três minutos o que se demora no trajecto, vale a pena subir e descer varias vezes seguidas!
Porto sabe a hospitalidade. Os turistas geralmente utilizam o inglês com o fim de entender e compreender ao português, mesmo sendo uma língua formosa e musical que, como o espanhol, não foi, tradicionalmente, muito apreciada na Europa, mesmo assim é falada por duzentos sessenta milhões de pessoas no mundo inteiro. Os portuenses são gente amável e próxima, orgulhosa da sua cidade, a qual oferece uma amplia gama de hotéis e restaurantes onde se pode degustar da variada e deliciosa cozinha da terra. Os meus pratos favoritos: caldo verde, bacalhau, e um bolo especial (Pão de Ló), acompanhado com um copo dum dos excelentes vinhos do Porto. É verdade que o Porto ganha com o passo do tempo, como o seu vinho.
Saboreia esta doce cidade. Este brinde vai por ti, Porto!




 BOAS FESTAS 

BOM NATAL 
FELIZ ANO NOVO



FELICES FIESTAS

FELIZ NAVIDAD 
PRÓSPERO AÑO NUEVO



PARA TI


Texto original: Mercedes Simpulo
Tradução: Joaquim Duarte







domingo, 2 de diciembre de 2012

VISEU

Justo en el centro de Portugal, alzándose sobre una fresca meseta rodeada de serranías y por los ríos, el Vouga y el Dão (en cuyas laderas nace el excelente vino del Dão), es donde fuimos encontrar esta bella e histórica ciudad. La meseta está coronada por la imponente Catedral, pero en la época de la ocupación de Roma la población se diseminaba por la zona más baja, donde se sitúa la Caba de Viriato y el Parque del Fontelo. Subimos hasta aquí por la calzada romana. En el siglo VI, Viseu era ciudad episcopal del reino suevo. Consta que el último de los reyes godos, D. Rodrigo, murió aquí y sus cenizas están guardadas en una modesta tumba de granito, en el interior de la iglesia de S. Miguel de Fetal. Donde no pudimos ir, era tarde y estaba cerrado.
En el agitado período de la Reconquista, Viseu tanto estuvo bajo dominio de los musulmanes como de los cristianos, pero en 1058, Fernando Magno, de León, la reconquistó definitivamente para la Cruz. La madre de D. Afonso Henriques, D. Teresa, le concedió el primer fuero en 1123, que su hijo confirmaría en 1187, ya como primer rey de Portugal. En 1383, muerto el rey D. Fernando I y originada la crisis dinástica, Viseu fue saqueada por los ejércitos castellanos. El rey D. João I ordenó la construcción de nuevos muros de defensa que no fueron concluidos hasta 1472 por su nieto D. Afonso V. De esta muralla "afonsina" quedan algunos fragmentos integrados en la red urbana y dos puertas, la del Soar y la de los Caballeros: por donde pasamos andando hacía la Catedral.
Situada en el centro de una región de pastos de montaña, con intenso movimiento de rebaños trashumantes, en Viseu era donde se realizaba la gran feria anual de ganado, origen de la feria de S. Mateus, uno de los grandes eventos que anima la ciudad todos los años entre agosto y septiembre.
A partir del s. XVI la colina donde se encuentra la Catedral, se convirtió en el centro de desarrollo del burgo. Este siglo testimonió el florecimiento de una notable cultura artística que tuvo su auge en la figura de Vasco Fernandes (Grão Vasco), cuya obra ejemplar se conserva en el Museo Grão Vasco: el palacio al lado de la Sé que no pudimos visitar por estar cerrado. Como os he dicho las visitas a los sitios públicos cierran a las 17h, salvo algunas excepciones, pocas.
El encanto de Viseu se refleja en la atmósfera medieval de sus calles, en los palacios que pertenecieron a la nobleza y a los señores de la Iglesia, engrandecidos por la nobleza del granito, en las plazas y frondosos jardines: es el patrimonio de muchas épocas.
Viseu recibió en 1993 el premio Quercus por su incomparable preservación de los espacios verdes.