... INOLVIDABLE
Y así lo han expresado mis compañeros de jornada...
Oporto, Oporto!!!
Nunca supe de ti hasta verte y,
una vez vista, a ella regresaré,
porque he visto una gran ciudad:
por sus monumentos,
su historia y sus gentes.
Una visita EXCELENTE
con un mejor amigo
como anfitrión.
Portugal...
um País lleno de contrastes,
con un bello paisaje,
un clima sorprendente y,
sobre todo, su gente,
lo más importante.
Un País de contrastes,
donde lo viejo
se convierte en arte.
Dicen, que el rostro
es reflejo del alma,
en este caso el alma
no es el reflejo del rostro...
es mucho más hermoso.
Ha merecido la pena subir y bajar
viendo tantas cosas bonitas:
tal es así que no tengo palabras.
Gracias Sr. Duarte...
Por traerme a Porto.
Me gusta los tejados rojos,
la cerámica azul,
el verde de las vides,
y los árboles.
Las hortensias azules
y el Duero...
con sus gaviotas.
Oporto maravillosa!
Y cadenciosa...
como sus fados.
Buen bacalao,
mejor vino y
óptimo maridaje.
Porto, ciudad de iglesias preciosas...
Me encantan las agrupaciones de casas antiguas
(al pie de la muralla por el río).
Volvería a la proa del barco,
respirando este Aire tan puro!
Río Duero, río Duero,
amplio y robusto,
emporio de riqueza.
Ha sido un placer deslizarnos
por tus aguas tranquilas.
Um recuerdo imborrable,
para toda la vida.
Lo que más me ha gustado
ha sido el crucero,
sobre todo la experiencia de las exclusas.
Me encanta la frondosidad de los parques,
y la riqueza de sus monumentos.
Es un viaje tan buenísimo
y bien organizado
que me anima a decir:
viva Portugal!
Y pienso volver...
Cuando organices otro viaje,
seré el primero en apuntarme...
Nos ha gustado la iglesia de Santa Clara, hasta diría que todo.
Un regalo anticipado de unas bodas de oro que se avecinan.
Desde esta ventana para el Duero, lo prometido, mi canto a vuestros decires, queridos amigos.
Entre calles
empinadas,
en un sube y
baja constante,
estás
tu, mi Porto.
Piedras
desgastadas
Algunas ennegrecidas
Por el reposo
de las penas,
Donde reverdecen
alegrías.
Esto es lo
que sentí, a tu lado,
Rodeado de
buenos amigos.
Correteando
calles y escaleras.
Por arriba
de los rojos tejados
Espejos
cuando mojados.
Allá más
abajo el Duero.
Lento, plácido,
caprichoso,
contornea su
espacio, entre
Hortensias y
vides, cuales jardines.
Los barcos “Rabelos”
siguen allí
Aún flotan
con garbo
Orgullo de
un pasado
¡y cuanto
vino han transportado!
Aquellos
arcos da Ribeira
Las casitas apiladas
“dos Guindais”,
Los puentes,
¡y que arcos!
Frondosa
arboleda y el Palacio
Que ya no es
de cristal.
El museo Romántico
y el rey
Carlos Alberto:
¡cuanta
historia tiene esta tierra!
Enrique el
Navegante nació aquí,
Y cuando se
marchó a Ceuta
Dejó al
pueblo las tripas:
¡El coste de
tal hazaña!
¡Ser “tripeiro”
es un orgullo!
Así como
Manuel de Oliveira.
En Foz, el
mar reventaba
Blanco de
espuma y de furia.
¡En el cielo
las gaviotas!
En la “Reboleira”
sonó el Fado,
sentimiento
vivo de un pueblo.
En un afán
de posesión
Fotografié
todo
quise
traerte conmigo.
En este ir y
volver tan mío...
Sinfonía de
quejidos doy
Desgarros
que son míos
Pedazos de
mi que aquí dejo
Entre
abrazos y miradas.
“Saudade,”
¡es lo que siento!
VOLVERÉ POR SÃO JOÃO