martes, 30 de junio de 2020

MONASTERIO SAN PEDRO DE CARDEÑA.






Este monasterio recogió al Cid en la época de su destierro, junto con su mujer y sus hijas y que allí vivieron hasta el final de sus días.
Según el Cantar, el Cid, antes de salir para el destierro, dejó al cuidado del abad a su esposa Jimena y a sus hijas, doña Elvira y doña Sol (cuyos nombres reales fueron Marí­­a y Cristina). Fue el lugar donde reposaron durante siglos los restos del Cid y de su esposa Jimena.
El monasterio fue fundado por los benedictinos en 899, constituyéndose en un importante centro cultural y espiritual, especialmente en los primeros momentos de la construcción de Castilla. Del monasterio románico, saqueado en el 953 por el ejército de Abderramán III, aún queda la vieja torre del siglo X-XI y su claustro románico, del siglo XII.






 Desde su fundación fue saqueado en varias ocasiones; acabó siendo abandonado en el año 1836 tras la desamortización. También fue ocupado temporalmente por distintas órdenes religiosas. Durante la Guerra Civil fue utilizado como campo de concentración de prisioneros republicanos. Finalmente, el 1 de mayo de 1942, se restauró la vida monástica por monjes cistercienses llegados del monasterio palentino de San Isidro de Dueñas.





















La historia del cadáver del Cid es tan azarosa como su vida: muerto en Valencia, su cuerpo fue exhumado por Jimena poco antes de la conquista almorávide de la ciudad, en 1102, para ser enterrado con el paso de los años, en el monasterio, donde fue exhumado varias veces hasta su ubicación definitiva en la capilla-panteón del Cid, visitable, en la que pueden verse los sarcófagos del Cid y doña Jimena, esculpidos en el siglo XII por orden de Alfonso X el Sabio. 
Hoy los restos del Cid y su esposa se hallan bajo el crucero de la Catedral de Burgos.