martes, 24 de julio de 2012

GUIMARÃES

No podía faltar, y también fuimos al Minho.
Monumental, y exuberante en sus tonos verdes.
Iniciamos el recorrido en Guimarães:




Guimarães tiene un significado muy especial en el corazón de los Portugueses. Es la cuna de Portugal (cidade berço).


Dentro del castillo medieval fue donde nació Afonso Henriques y en sus altas torres y murallas venció a los ejércitos de su madre, en 1128: Batalla de São Mamede. 
Reconocido como heredero del Condado Portucalense por los guerreros del Minho, este Príncipe que, según dicen las crónicas, era muy atractivo, pasó a ser el primer rey de Portugal.







El centro histórico de la ciudad es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Hoy Capital de la CULTURA.
Hay un carácter auténtico en los armoniosos balcones de hierro, en las barandillas y soportales de granito, en los perfiles de las torres almenadas de las casas señoriales, en los arcos que unen las calles estrechas, en las losas del suelo alisadas por los siglos y en la frescura de los claustros.





Por momentos podemos imaginamos en un escenario medieval, donde la nobleza fue construyendo espléndidos palacetes como la casa Mota Prego, el Palacio de Vila Flor, del Toural y tantos otros que confieren esa atmósfera única a Guimarães.



Visitamos el Castillo y el Palacio Ducal y, andando, dimos un buen paseo por el corazón de la ciudad, el Largo de Nossa Senhora da Oliveira. Aquí se alza la impresionante iglesia de la Colegiata de Guimarães desde la que partió hacia Roma Pedro Hispano que, con el nombre de João XXI, único papa portugués de la Historia de la Iglesia.







Podemos decir que estuvimos en una de las ciudades más bellas del norte de Portugal.



Y, para que los recordéis...


Con la colaboración de Diny

martes, 10 de julio de 2012

CRUCERO POR EL DUERO

Cuando la lengua se suelta al viento...





Río Duero, Río Duero,...
Dejaste que surcáramos tus aguas
En un navegar pachorriento,
Cálido, en armonía, placentero...




Iba entrado el verano 
y esta aventura quisimos vivir
¡No vimos el rey Moro,
Ni las ninfas del Duero,
Ni las lavanderas,
Ni los barcos Rabelos! 






Vimos bellos viñedos
Entre surcos marcados
Vergel pintado al viento
Desde el azul de las cumbres
por ondulantes laderas. 
Hasta tus riberas.







Tierras de vino generoso
Que curado ruboriza  
fuego que entra en las venas
para alegrar los corazones.











La brisa acariciaba el rostro.
Las gaviotas nos seguían,
En una bienvenida
A un Porto inmenso.




Una belleza que apasiona
Que visto así, desde abajo, 
Aún resulta más bello...
¡Lírico en tu entorno!
A lo lejos el mar...
¡Me detuve en la contemplación!



¡Cuantos Puentes!
Brazos de ferro arqueados,
Cual más bello...
Sobre tu cabello de agua.
Ilustres los esculpieron
¡Algunos repetierón!



Las casas apiladas
Parece que se inclinan
Para mirar tus aguas
En una venia prolongada.
¡Como aquellas torres
Oteando a lo lejos!



Miradas alegres te contemplan
En un adiós momentáneo
Volveremos, para verte,
Y contigo namorar ¡Duero!


Cuando las imágenes hablan por si solas...